También el resto de la población, personas mayores que viven en sus domicilios o con familiares pero no en residencias y, por lo tanto, y a pesar de los riesgos tienen que seguir esperando.

¿Hasta cuándo?, para Carmen Guerrero, secretaria autonómica del Sindicato de Técnicos de Enfermería, “ese es uno de los interrogantes del proceso de vacunación en Melilla. Pero no es el único porque se desconoce el protocolo que se está siguiendo, si van a llegar más vacunas, cómo se van a distribuir”.   

                “Durante las primeras semanas del plan de vacunación parecía que, por una vez, Melilla iba a ser la primera en algo positivo y aparecieron titulares que situaban a Melilla como el líder en la campaña de vacunación e incluso nuestros compañeros fueron capaces de haber administrado el 102,1% de las dosis recibidas. Y hasta ahí la satisfacción. Porque las dosis que se han recibido rondan las 4.000 para una población de 87.000 ciudadanos. Así es muy difícil conseguir la tan ansiada como necesaria inmunidad de rebaño”, continúa Carmen Guerrero.           

Los responsables sanitarios de la ciudad autónoma siguen disfrutando de aquellas primeras mieles y han olvidado las necesidades reales de los melillenses, ¿han olvidado la petición de más vacunas para nosotros? ¿cuál es la pretensión real?.

La secretaria autonómica de SAE demanda del Gobierno autonómico un plan claro y eficaz para conseguir el objetivo prioritario de inmunidad.

Estas profesionales superaron un proceso selectivo de concurso-oposición convocado en 2004 por el Consorcio Hospitalario de Jaca tras lo que  firmaron un  contrato con efectos del 01/01/2006. Sin embargo, tras la incorporación del CASAR, Consorcio Aragonés Sanitario de Alta Resolución (anteriormente Consorcio Hospitalario de Jaca) al Servicio Aragonés de Salud, no se les reconoció derecho a solicitar su estaturización, así como a traslados, movilidad, etc.

Mª del Mar Cacho, vicesecretaria provincial de SAE en Huesca recuerda que “estas compañeras contaron desde el principio con el respaldo de la asesoría jurídica del Sindicato de Técnicos de Enfermería en Huesca, a la que todos nuestros afiliados tienen derecho para la defensa de sus derechos e intereses para, como ha sido en este caso, conseguir el respeto de estos”.

Se ha celebrado una concentración a las 14:30 de hoy en el Hospital de Jove en  memoria de Pablo Riesgo, el compañero de 26 años fallecido en Asturias que se había reincorporado a su puesto en las urgencias tras haber sido dado de alta de su contagio por Covid el pasado mes de noviembre. Tras su alta y a pesar de seguir con algunas secuelas su compromiso  como profesional sanitario le llevó a reincorporarse en enero.

            Desde el Sindicato de Técnicos de Enfermería lamentamos profundamente éstas, y todas las pérdidas de vidas humanas. El dolor de perder a nuestros compañeros está acompañado por la conciencia del enorme valor de los Técnicos en Cuidados de Enfermería al frente de esta pandemia, los que más cerca están del paciente y los que realizan los cuidados más indispensables.

            Estamos sufriendo los efectos devastadores de este virus  a todos los niveles y lo  demuestran los estudios que se han hecho al respecto y, tristemente, los datos de los compañeros fallecidos que están cuidando a sus pacientes y dando lo mejor de sí mismos, como todos los profesionales TCE que están a pie de cama cada día con cada paciente. Nosotros sabemos y nuestros pacientes saben que no somos invisibles y que nuestras funciones y competencias son imprescindibles en la asistencia continua y directa al paciente.

            En ocasiones en persona y últimamente, y cada vez más, a través de las redes sociales. Así ha ocurrido con la difusión de un vídeo en el que un paciente dedica su tiempo a descalificar a los profesionales, dudando de su competencia y basando sus afirmaciones en sus opiniones y creencias.

            Miguel Ángel Guerrero, delegado del Sindicato de Técnicos de Enfermería, además de manifestar su apoyo tanto a los profesionales del centro como a la denuncia interpuesta por la Dirección del Hospital, insiste en lo lamentable de situaciones como ésta. “Estamos desbordados por la situación, agotados física y emocionalmente y ver a un paciente que se permite difamar de esta manera a los profesionales, que confiesa cómo utiliza el botón de socorro, que pide cualquier cosa para ver quién se lo lleva… no es sino una forma de maltrato”

Álvaro Cano, secretario autonómico del Sindicato de Técnicos de Enfermería (SAE) afirma respecto a estas afirmaciones que “los profesionales sanitarios  no tienen ningún interés en desacreditar al Hospital Isabel Zendal. Su único interés es salir de esta pandemia lo antes posible, manteniendo los cuidados de calidad que prestamos a nuestros pacientes, promoviendo la humanización y garantizando la seguridad del paciente.

Es inadmisible que se plantee la posibilidad de que puedan quitar los móviles a los pacientes para que no se comuniquen con sus familias, a pesar de que este es un derecho reconocido  en la Ley de Autonomía del paciente y el Plan  de Humanización.

Para el Sindicato de Técnicos de Enfermería la Consejería debería actuar de inmediato, admitiendo la dimisión de la gerente del Hospital Universitario Príncipe de Asturias por sus desafortunadas palabras.

No obstante, y a pesar de referirse de manera inadecuada al colectivo sus palabras delatan que sabe que son los Técnicos en Cuidados de Enfermería quienes más contacto  tienen con los pacientes, es en ellos en quienes depositan sus emociones lo que no significa que los TCE manipulen ni hagan cambiar de opinión a ningún paciente.

“Lo que sí es cierto es que los Técnicos en Cuidados de Enfermería no queremos que los pacientes vayan ni al Zendal ni a ningún hospital. Lo idóneo sería poderles atender en su hospital de referencia y de tener que ser trasladados que  se haga de forma segura y satisfactoria” finaliza Álvaro Cano.