El Sindicato de Técnicos de Enfermería comunica, a través de notas de prensa o cartas al director, a los medios de comunicación todas aquellas informaciones de interés público y profesional en las que SAE es noticia.
• Aliviar los efectos secundarios de los tratamientos, potenciar su eficacia y acelerar la recuperación son los objetivos de las nuevas terapias.
• Segunda jornada del XXXIV Congreso Nacional de Técnicos en Cuidados de Enfermería, organizado por FAE y SAE.
“El manejo del dolor en el período postoperatorio es un desafío esencial, pues la cirugía deja incisiones y un estado inflamatorio que lo desencadena. El TCE, a través de gestos, expresiones faciales, posturas y contacto visual, puede interpretar el grado de éste y colaborar con la enfermera en la implementación de medidas para aminorarlo”.
Así lo han puesto de manifiesto las autoras de Rol del TCE en el ingreso de una paciente intervenida de reconstrucción mamaria tipo DIEP en una Unidad de Cuidados Intensivos, Arancha Chamorro y Rosa Maraví, TCEs de la Clínica Universidad de Navarra (Pamplona), durante su intervención en el XXXIV Congreso Nacional de Técnicos en Cuidados de Enfermería, organizado por la Fundación para la Formación y Avance de la Enfermería (FAE) y el Sindicato de Técnicos de Enfermería (SAE), que se está celebrando en el Palacio de Congresos y Auditorio de Navarra Baluarte.
Entre estas actuaciones se encuentra la termoterapia, una alternativa no farmacológica, segura y eficaz, tal y como muestran los resultados del estudio Aplicación del calor local como método analgésico no farmacológico en paciente obstétrico-ginecológica, realizado por Mª Esther Aquerreta, Arantza Villanueva y Josefa Cano, TCEs del Hospital Universitario de Navarra.
Estas autoras han valorado una muestra de 34 pacientes que padecían dolor agudo de origen obstétrico, ginecológico y quirúrgico (ginecología oncológica y ginecología orgánica), obteniendo la siguiente respuesta: previo a la aplicación de calor, el 38% de las mujeres referían una puntuación de 8-10 (dolor muy severo y máximo dolor) en la Escala Visual Analógica –EVA-, el 35% otorgó una puntuación 6-7 (dolor severo), el 12% señaló una puntuación de 5 (moderado) y el 15% restante por debajo del 5. Tras la aplicación de termoterapia, el 84% de las mujeres apuntaron un valor inferior a 5 en la puntuación de la escala y el 16% restante señalo un valor de 5 o por encima.
“Las TCEs formamos parte del personal de referencia para proporcionar los cuidados que necesita cada paciente y aplicarlos de forma individualizada. Tenemos un lugar privilegiado en los equipos para poder detectar de forma temprana las necesidades de las usuarias, garantizando una respuesta rápida y adecuada del equipo de salud. Y, en este caso, consideramos importante tener en cuenta el uso del calor local como una herramienta para el control del dolor, pues su aplicación desencadena en el cuerpo una serie de respuestas fisiológicas –aumento del flujo sanguíneo, relajación muscular y modulación y estimulación del sistema nervioso-, que facilitan la respuesta terapéutica, y así lo constatan los resultados del estudio realizado; no obstante, sería recomendable hacer uno con una muestra mayor”, concluyen las autoras.
Por su parte, Arancha Chamorro y Rosa Maraví también han subrayado el papel fundamental que los TCE tienen en los equipos profesionales de UCI a la hora de garantizar una atención integral y personalizada, centrando su discurso en las pacientes sometidas a cirugía de reconstrucción mamaria tipo DIEP (colgajo de perforantes basado en la arteria epigástrica inferior), que se ha convertido en la mejor opción para la reconstrucción mamaria autóloga, aunque no todas la pacientes pueden ser candidatas por falta de tejido en la zona donante o cirugía abdominal previa.
“Este tipo de intervenciones son muy complejas y extensas en el tiempo y, aunque tiene muy buenos resultados, pueden presentar complicaciones importantes como fallo en la anastomosis, que disminuye la perfusión del tejido, lo que, si no se detecta a tiempo, puede llegar a producir necrosis, o esteatonecrosis, que genera dolor e incrementa el tiempo postoperatorio; existe también el riesgo de infección y la posibilidad de que se produzca un hematoma o seroma que empeore el resultado estético y que, incluso, se de la pérdida total o parcial del colgajo. Por ello es necesaria una vigilancia estrecha durante el postoperatorio en UCI y es aquí donde la intervención del TCE, tanto en la atención física como emocional, es prioritaria porque las pacientes no están preparadas para enfrentar la enfermedad y su tratamiento posterior”.
Cuidar las emociones
“Recibir un diagnóstico de cáncer de mama es un duro golpe y afrontar los cambios físicos, como la mastectomía, la pérdida de cabello, la piel pálida, las variaciones de peso o el aspecto de cansada, es duro y provoca inseguridades, disminuye la autoestima y puede generar depresión y ansiedad, lo que afecta a la capacidad para enfrentar y superar la enfermedad”.
Así lo han expuesto Laura Amado, Ismael Femia, Montaña Vera y Judith Berrocal, TCEs del Hospital San Pedro de Alcántara (Cáceres), durante la presentación de su ponencia El papel del TCE en el enfriamiento del cuero cabelludo en cáncer de mama, una técnica que comenzaron a utilizar hace ocho meses para prevenir la alopecia inducida por la quimioterapia.
“Las células foliculares son seriamente afectadas por los fármacos quimioterápicos, haciendo que el pelo se caiga entre los 14 y 21 días posteriores a la administración de los medicamentos. El empleo de esta técnica ayuda a mantener el cabello de dos formas: reduce el flujo de sangre al cuero cabelludo, de manera que las células capilares sufren una menor exposición a los medicamentos quimioterápicos; y reduce el metabolismo de los folículos capilares, así, a menor necesidad de sangre (oxígeno), menor absorción de fármacos nocivos y menos efectos adversos”, explican los autores.
A pesar de que esta técnica suma más tiempo en los días de tratamiento, de que las pacientes pueden tener dolor de cabeza y de cuero cabelludo y de que se producirá la caída de algo de cabello durante la quimioterapia y un tiempo después, la paciente tiene un 50% de posibilidades de retener la mitad de su cabello, y si el tratamiento es con taxanos, las probabilidades se elevan a un 80%.
“En este tiempo, las pacientes que han perdido más pelo, aunque tenían más expectativas personales de no perderlo, no están insatisfechas porque, aunque se pongan una gorra, siempre se ve su pelo natural alrededor de la misma, y centran su lucha en saber que su pelo nacerá antes gracias al tratamiento de enfriamiento. Por ahora, las únicas pacientes que han suspendido el tratamiento ha sido por claustrofobia y por ansiedad”, explican los autores, que han concluido su exposición poniendo en valor el trabajo de los TCE en la aplicación de esta técnica: “recepcionamos a la paciente, le informamos del tratamiento y del funcionamiento de la unidad, y le indicamos los pasos a seguir para la preparación. Ponemos un gran esfuerzo en hacer que la terapia sea lo más efectiva y menos desagradable posible para las pacientes”.
Terapia hiperbárica
Eduardo Sánchez y Marina Sánchez, TCEs del Hospital Mateu Orfila (Baleares), también han abordado las múltiples ventajas que las nuevas técnicas tienen para las pacientes oncológicas durante la presentación de su ponencia Beneficios del oxígeno hiperbárico en los tratamientos de oncología ginecológica.
“El tratamiento de oxígeno hiperbárico implica la inhalación de oxígeno puro a una presión mayor que la atmosférica. El proceso se realiza en una cámara hiperbárica, donde la paciente respira continuamente oxígeno al 100%, a diferencia del aire normal que solo contiene un 21% de oxígeno. Al mismo tiempo, la presión dentro de la cámara aumenta debido a la gran cantidad de oxígeno introducido. Como el oxígeno es un gas, se comprime, lo que nos permite alcanzar la presión necesaria para el tratamiento”.
El empleo de esta técnica alivia los efectos secundarios de la quimioterapia y la radioterapia, como la fatiga y las náuseas; mejora la cicatrización de los tejidos dañados por la radiación, previniendo así complicaciones a largo plazo; fortalece el sistema inmunológico, necesario para enfrentarse a infecciones y ayudar a la recuperación general de la paciente; reduce la inflamación; mejora la calidad del sueño y el estado de ánimo; y aumenta la eficacia de los tratamientos.
Ante estos beneficios, los autores abogan por la necesidad de conseguir más hospitales con cámaras hiperbáricas, pues es “una herramienta complementaria esencial, que no solo alivia los efectos secundarios de los tratamientos, sino que también potencia su eficacia y acelera la recuperación”.
Optimización de las técnicas diagnósticas
“Hasta ahora, el estado de la linfadenectomía axilar era el factor pronóstico más importante en cáncer de mama y la biopsia selectiva del ganglio centinela era el método de elección para evaluarla en pacientes de cáncer de mama sin evidencia clínica de metástasis axilar. Pero en la última década, el desarrollo de nuevas técnicas moleculares, como OSNA, ha permitido alcanzar la imprescindible estandarización diagnóstica y mejorar la individualización terapéutica de la axila, tanto en el ámbito quirúrgico como en el de la radioterapia, ya que el uso de esta técnica elimina la variabilidad entre observadores y permite la detección intraoperatoria de metástasis en los ganglios linfáticos, evitando segundas intervenciones y análisis postoperatorios”, así lo han explicado Ruth Aguado, Beatriz Alfonso e Isabel Fernández, TCEs del Hospital Universitario Río Hortega (Valladolid), durante la presentación de la ponencia Técnica OSNA en el análisis del ganglio centinela,
“Se trata de un procedimiento estandarizado con alta sensibilidad (82,7-98,2%) y especificidad (94,8-97,7%), que ha permitido duplicar el número de pacientes que pueden ser atendidas y ha reducido el número de ganglios por paciente (1,4 ganglios por paciente). Las ventajas son muchas, pero, sobre todo, se consiguen una mayor calidad de vida de las pacientes gracias a unos resultados rápidos y estandarizados”, concluyen las autoras.
No obstante, el avance en las técnicas no está reñido con el autocuidado, tal y como han recomendado Miren Yosune Garmendia, Iban Olaciregui, Marina Castaño y Montserrat Oliden, TCEs del Hospital Universitario Donostia (Guipúzcoa), en la presentación de su ponencia Autoexploración mamaria SÍ- Autoexploración mamaria NO: “el autoexamen no debe sustituir nunca a las pruebas que se realizan dentro de los diferentes programas de detección precoz de cáncer de mama, pero consideramos que puede ayudar a la misma. Si bien la mamografía puede encontrar lesiones más pequeñas, con un autoexamen se pueden percibir cambios de coloración o secreciones que la tecnología no es capaz, aunque no estén ligados a un proceso cancerígeno. Así, la autoexploración puede ser complementaria a las pruebas”.
Es inadmisible
Ciudad Real, 5 de junio de 2025.- El Sindicato de Técnicos de Enfermería (SAE) condena enérgicamente los graves incidentes ocurridos el pasado lunes en el Hospital General Universitario de Ciudad Real, donde varios individuos protagonizaron altercados en la quinta planta del centro sanitario. La tensión vivida fue de tal magnitud que se vio obligada a intervenir tanto la Policía Nacional como la Policía Local y resultaron heridos varios agentes y un Técnico en Cuidados de Enfermería.
Es inadmisible. No se puede hacer otra valoración y no hay argumento que justifique estas actuaciones por parte de pacientes o familiares.
Mañana, 6 de junio, SAE estará presente en la concentración de repulsa que se va a celebrar a las 12:30 en la puerta principal del Hospital General Universitario de Ciudad Real.
Desde SAE queremos recordar la urgencia de implementar todas las medidas necesarias para contener las agresiones, tanto físicas como verbales, y recordar a los profesionales la importancia de denunciarlas. Llevamos años luchando para que los trabajadores del ámbito sanitario puedan desempeñar sus funciones con total seguridad, pero para conseguirlo es necesario que todos los agentes implicados tomen conciencia de la gravedad de este tipo de actos violentos y actúen en consecuencia, mejorando los protocolos y endureciendo las penas a quienes cometen agresiones.
Estos hechos tan lamentables sólo ponen en evidencia la inseguridad con la que los profesionales sanitarios deben desarrollar su trabajo.
Es evidente que los planes actuales no sirven para frenar a pacientes y familiares con ansiedad, preocupación o desesperación por la gravedad de la situación médica, por la incertidumbre o por la demora en la respuesta, ni para contener a quienes llegan exaltados. Por lo que desde SAE exigimos nuevas estrategias que realmente sean efectivas para prevenir y abordar estas agresiones.
Los más de 450 profesionales técnicos que asisten a esta edición del Congreso Nacional abordarán durante estas tres jornadas la oncología ginecológica y el cáncer de mama.
“De acuerdo con la Asociación Española contra el Cáncer, a nivel mundial, el cáncer de ovario es el sexto más común entre las mujeres, con alrededor de 205.000 nuevos casos anuales. En España, se diagnostican aproximadamente 3.500 casos cada año – según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), en 2025 se prevé que la cifra se eleve a 3.748 nuevos casos-, lo que equivale al 5,1 % de los cánceres en mujeres. Por ello, su incidencia en el país se considera elevada, con un incremento lento pero continuo desde la década de 1960”.
Esta es una de las afirmaciones realizadas por las Técnicos en Cuidados de Enfermería (TCEs) Isabel Cambra y Verónica Cuesta, de la Clínica Universidad de Navarra (Pamplona), durante la presentación de su ponencia Desensibilización del carboplantino en pacientes con cáncer de ovario: Plan de cuidados del TCE, presentada en la primera jornada de trabajo del XXXIV Congreso Nacional de Técnicos en Cuidados de Enfermería (TCE), organizado por la Fundación para la Formación y Avance de la Enfermería (FAE) y el Sindicato de Técnicos de Enfermería (SAE), que se ha inaugurado esta mañana en el Palacio de Congresos y Auditorio de Navarra Baluarte, ante la presencia de más de 450 congresistas.
En el acto de inauguración han participado Fernando Domínguez Cunchillos, consejero de salud del Gobierno de Navarra, Inés Francés Román, directora gerente de la Agencia Navarra de Autonomía y Desarrollo de las Personas, Mª Dolores Martínez Márquez, presidenta de FAE y secretaria general de SAE, Begoña Ruiz Malagón, presidenta de esta edición congresual y secretaria autonómica de SAE Navarra, y Catalina Jiménez Andreu, vicesecretaria de SAE Navarra.
Tanto Fernando Domínguez Cunchillos como Inés Francés Román han destacado el papel fundamental que los Técnicos en Cuidados de Enfermería tienen en la atención a los pacientes en el ámbito sanitario y socio sanitario, siendo su trabajo primordial en los equipos multidisciplinares que han permitido el avance en esta área asistencial.
“En estos equipos los TCE somos esenciales durante todo el proceso, tanto en la prevención, ofreciendo consejos de salud a las pacientes, como durante el tratamiento y la recuperación, respondiendo a sus necesidades y humanizando los cuidados que precisan”, ha manifestado Mª Dolores Martínez, quien, coincidiendo con el consejero de sanidad, ha subrayado la importancia de la formación continua: “actos como este congreso, acreditado con 1,2 créditos por la Comisión de Formación Continuada, muestran el interés que los profesionales TCE tienen por mejorar y actualizar sus conocimientos para adaptarse a la realidad sanitaria y asistencial del Sistema Nacional de Salud”, concluye la presidenta de FAE.
Cáncer de ovario
Según han explicado las TCEs navarras, el tratamiento del cáncer de ovario se basa en la extirpación quirúrgica de todo el tumor detectable y para reducir el riesgo de recurrencia y mejorar la supervivencia, la mayoría de las pacientes reciben quimioterapia complementaria. Actualmente, el enfoque estándar y más utilizado es la combinación de paclitaxel y carboplatino, siendo este último uno de los agentes quimioterapéuticos que más reacciones de hipersensibilidad produce.
En estas ocasiones, hay que realizar un proceso de desensibilización para “modificar la respuesta inmune y generar tolerancia temporal al fármaco más adecuado. Es de vital importancia monitorizar a estas pacientes, ya que el principal riesgo es la reacción alérgica inmediata y grave, incluyendo la anafilaxia”.
En este proceso de alto riesgo se requiere una supervisión rigurosa, siendo fundamental la experiencia del personal sanitario para identificar los signos y síntomas de las reacciones y manejar de forma efectiva aquellas que pueden poner en peligro la vida; así, los TCE, como parte del equipo multidisciplinar, “contribuimos con nuestro trabajo a la seguridad de la paciente, tanto durante el ingreso como durante su estancia, pues vigilamos las posibles reacciones que pueden producirse y somos un soporte emocional, realizando una asistencia personalizada, empática y de calidad durante todo el proceso de la enfermedad”.
En este sentido, también se han pronunciado Tania Araus, Verónica Aróstegui y Cristina Novoa, TCEs de la Clínica Universidad de Navarra (Pamplona), durante la presentación de su trabajo Actuación del TCE en una unidad de cuidados intermedios en una paciente con neoplasia ovárica y carcinomatosis, destacando el trabajo del TCE en la preparación de material, equipos, monitorización, toma de constantes vitales y vigilancia “del estado de la paciente, transmitiendo al personal de enfermería cualquier alteración, lo que requiere de un conocimiento de patologías cardiacas, respiratorias y manifestaciones clínicas. El papel del TCE en un área de hospitalización intermedia es fundamental para el funcionamiento eficiente de la unidad. Por ello es importante nuestra formación”.
Igualmente, Mª José Martín, Ruth Díaz y Mª Begoña de la Calle, TCEs del Hospital Universitario Río Hortega (Valladolid), han puesto sobre la mesa la necesidad de incluir a los TCE en los protocolos establecidos, en este caso, para realizar la cirugía HIPEC - Hyperthermic IntraPeritoneal Chemotherapy-, durante la presentación de su ponencia Carcinomatosis peritoneal en el cáncer de ovario. Revisión del rol de la TCE en la cirugía HIPEC, un método quirúrgico empleado en estadios avanzados o metastásicos de un cáncer ginecológico, como puede ser el de ovario.
A pesar de que los TCEs “no participen en el procedimiento de HIPEC propiamente dicho, sí lo hacen en múltiples funciones para las que requieren conocer los protocolos, el instrumental y el entorno quirúrgico. Por ello, los TCE deben ser incluidos en los protocolos que se desarrollen a partir de ahora”.
Esta nueva técnica introduce cambios en el empleo de la quimioterapia en los procesos de carcinomatosis peritoneal: “ahora se administra intraperitonealmente, por lo que actúa donde la enfermedad está, y se realiza en el mismo quirófano, justo tras finalizar la extirpación citorreductora. Por último, se han modificado los criterios de selección de las mujeres candidatas pues, al ser necesaria una citorreducción completa de la enfermedad antes de la administración de los citostáticos, el tamaño de los implantes residuales tiene una importancia crucial”.
Así, la carcinomatosis peritoneal es potencialmente curable con la aplicación precoz de este nuevo tratamiento combinado –desde 2015 se han realizado 154 cirugías en el H.U. Río Hortega-, no obstante, la morbilidad y mortalidad asociadas son altas y la técnica no está exenta de controversias, por ello, “hay que garantizar que la información a la paciente incluya los po¬tenciales riesgos y beneficios esperados, así como las alternativas terapéuti¬cas existentes, de manera que pueda tomar una decisión informada y autónoma de acuerdo a sus valores. Además, dado el escaso número de centros que aplican esta técnica en España, pueden existir dificultades de acceso, quebrantando así el principio ético de equidad, privando de derechos a potenciales pacientes”, han concluido las autoras.
Virus del Papiloma Humano
El virus del papiloma de humano (VPH) es una de las infecciones de transmisión sexual más frecuentes en todo el mundo. Existen más de 200 tipos víricos que, según su patogenia oncológica, pueden ser de bajo o alto riesgo; en el primer caso, rara vez causan cáncer, aunque algunos pueden provocar verrugas en los genitales, el ano, la boca, la garganta o en la zona que los rodea. En el segundo, pueden desarrollar cáncer de cuello uterino.
“En España, la prevalencia de infección es alta, situándose en un 14,3% -porcentaje que aumenta hasta el 29% en mujeres jóvenes de entre 18 y 25 años-, siendo el VPH16- alto riesgo- y los VPH6 y VPH11 –bajo riesgo-, los más frecuentes. Sin embargo, la mayor parte de estas infecciones son temporales y tienen poca importancia a largo plazo: El 70 % desaparecen en un año y el 90 % en dos. Cuando la infección persiste -entre el 5 y el 10 % de los casos-, sí hay riesgo de desarrollar lesiones precancerosas en el cuello del útero, que puede progresar a cáncer cervical invasivo. No obstante, este proceso lleva entre 15 y 20 años, lo que permite detectar y extirpar de forma temprana las células precancerosas, previniendo así la mayoría de los cánceres de cuello uterino”, así lo han explicado durante su intervención Coral Martín y Minerva Pérez, TCEs de los hospitales Campo Arañuelo y Virgen del Puerto (Cáceres), durante la presentación de su ponencia VPH: amenaza invisible con soluciones reales.
La prevención pasa por cumplir el calendario de vacunación y acudir regularmente a las citas ginecológicas o, en su defecto, a los centros de orientación y planificación familiar, para que se realicen las exploraciones adecuadas. Pero, además, para las autoras es “fundamental realizar más charlas informativas en los centros educativos sobre la prevención de las enfermedades de transmisión sexual como es el VPH”.
Cerca de 450 profesionales debatirán sobre la oncología ginecológica y el cáncer de mama
El Palacio de Congreso y Auditorio de Navarra Baluarte acogerá mañana a las 9:30 horas el acto de inauguración del XXXIV Congreso Nacional para Técnicos en Cuidados de Enfermería (TCE), organizado por la Fundación para la Formación y Avance de la Enfermería (FAE) y el Sindicato de Técnicos de Enfermería (SAE).
Oncología ginecológica y cáncer de mama es el tema de esta cita formativa, que se inaugurará mañana con la presencia de Fernando Domínguez Cunchillos, consejero de salud del Gobierno de Navarra, Inés Francés Román, directora gerente de la Agencia Navarra de Autonomía y Desarrollo de las Personas, Mª Dolores Martínez Márquez, presidenta de FAE y secretaria general de SAE, Begoña Ruiz Malagón, presidenta de esta edición congresual y secretaria autonómica de SAE Navarra, y Catalina Jiménez Andreu, vicesecretaria de SAE en Navarra.
La celebración de esta edición del Congreso, acreditada con 1,2 créditos por la Comisión de Formación Continuada, se extenderá durante tres jornadas, en las que los cerca de 450 congresistas inscritos tendrán la oportunidad de debatir y trabajar en torno a los diferentes tipos de tumores ginecológicos, los protocolos de prevención, que han permitido mejorar los diagnósticos tempranos y la supervivencia, o la evolución que han experimentado los tratamientos en este campo asistencial, gracias a un programa científico compuesto por más de 30 ponencias y 100 pósteres.
“A pesar de los avances experimentados, el número de nuevos casos anuales de cáncer de mama o tumores ginecológicos no deja de crecer; así, según las estimaciones de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), el tumor que con más frecuencia se va a diagnosticar en 2025 es el de mama, alcanzando un total de 37.682 nuevos casos, el de cuerpo uterino llegará a los 7.428, el de ovario se prevé que se sitúe en los 3.748, y el de cérvix uterino en los 2.307. Por ello, hemos considerado necesario poner el foco en esta área asistencial, fundamental para preservar la salud de la mujer”, explica Begoña Ruiz, presidenta de esta edición congresual y secretaria autonómica de SAE en Navarra.
“La transformación vivida en las últimas décadas en la práctica médica relacionada con los cuidados y la atención a la mujer ha permitido este desarrollo de los diagnósticos tempranos, las técnicas y los tratamientos en el campo ginecológico, lo que ha requerido de profesionales mejor formados e implicados con la salud femenina. En estos equipos multidisciplinares tenemos que destacar nuestro papel como Técnicos en Cuidados de Enfermería, pues somos esenciales en la prevención, ofreciendo consejos de salud a las pacientes, y durante el tratamiento, respondiendo a sus demandas y humanizando los cuidados que precisan, tanto físicos como mentales. La formación es la única manera de seguir avanzando, por ello desde FAE siempre hemos apostado por actuaciones que permitan a los Técnicos en Cuidados de Enfermería evolucionar y mantener unos conocimientos adaptados a la realidad sanitaria y asistencial del Sistema Nacional de Salud”, explica Mª Dolores Martínez, presidenta de FAE y secretaria general de SAE.
4 de junio Día Nacional del Donante de Órganos y Tejidos
6 de junio Día Mundial del Paciente Trasplantado
UN TRASPLANTE TRANSFORMA LAS EXPECTATIVAS DE SUPERVIVENCIA Y MEJORA LA CALIDAD DE VIDA
3 de junio de 2025.- El solo acto de la generosidad que supone la donación tiene un impacto sustancial en la sociedad, ya que una única persona puede beneficiar a varios pacientes o, tal y como lo resume el lema Suma vida, multiplica vida, con el que este año la Unión de Trasplantados de Órganos Sólidos conmemorara de nuevo el Día Nacional del Donante de Órganos y Tejidos con el apoyo de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT)
Cuantos más donantes haya, mayor será el número de vidas que podrán salvarse. Las listas de espera para recibir órganos y tejidos aumenta si no se logran incrementar las donaciones, que en España subieron hasta 6.464 implantaciones de órganos en 2024, un 10% más que en 2023.Con una media de ocho donantes y 17 trasplantes al día, según los datos de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), mantiene desde hace 33 años su liderazgo mundial en trasplantes.
El primer miércoles del mes de junio se celebra cada año el Día Nacional del Donante de Órganos y Tejidos para sensibilizar a la sociedad de la importancia de la donación, pero también para homenajear a los donantes y a sus familias.
La donación de un órgano supone el inicio de una nueva vida, con nuevos retos. Informar de los problemas que enfrentan los receptores, la necesidad de seguimiento médico, el manejo de los medicamentos y la prevención de rechazo son algunos de los objetivos que plantea la conmemoración, el 6 de junio, del Día Mundial del Paciente Trasplantado
Desde el Sindicato de Técnicos de Enfermería (SAE) queremos aprovechar estos días para insistir en la importancia de la donación y visibilizar la necesidad de la misma.
“Es, también, un día de agradecimiento a la ciudadanía por su solidaridad y a los profesionales sanitarios por su trabajo, entre los que queremos destacar a los Técnicos en Cuidados de Enfermería (TCE), que son quienes más cerca están de los pacientes en los momentos más duros, generando un clima de confianza fundamental para propiciar el acto altruista y generoso de donar”, explica Daniel Torres, secretario de acción social y formación de SAE.